EL ALUMNO: PROTAGONISTA DE SU EDUCACIÓN
El ABP pone al estudiante en el puesto más importante de su educación
El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) pone al alumno como protagonista de sus propios aprendizajes. Pasamos de un sujeto pasivo a un sujeto activo emisor de mensajes y creador de los contenidos que quiere conocer.
Poco a poco y desde hace ya unos años, este tipo de metodologías están adquiriendo un puesto relevante en el día a día de los centros educativos buscando la innovación pedagógica ya que, sin duda, los alumnos encuentran grandes dosis de motivación en el hecho de convertirse en el centro de sus enseñanzas.
Los buenos resultados futuros van de la mano de la buena ejecución del proyecto en sí. Proyectos que por su naturaleza pueden planearse de un modo pero, en su camino de ejecución, se crean de otra manera ya que en estos términos, lo importante es marcar bien el objetivo a alcanzar ya que la senda para alcanzarlo se gestiona a través de las investigaciones y dudas de los alumnos.
Pese a que pueda parecer algo arriesgado dejar la programación de las manos de los alumnos, hay que matizar que el trabajo del docente como guía es fundamental para que se consigan los retos que se han fijado para cada etapa en cada curso. Como se dice, el fin está claro, el recorrido va naciendo fruto del trabajo activo de los estudiantes.
ORGANIZACIÓN BAJO UN MISMO TEMA
De un modo u otro, vamos viendo la forma en la que este tipo de metodologías pueden abarcar varias ramas de saberes intentando englobar todo bajo un proyecto común. Y es que la base de este tipo de aprendizajes se establece en la transversalidad de contenidos, es decir, en la conexión de varias asignaturas que consiguen llegar al objetivo bajo el mismo tema de proyecto educativo.
Lo importante es saber cómo relacionar los contenidos para organizar los objetivos y ayudar a los alumnos en sus investigaciones activas dentro de su trabajo diario. Y se sabe que de este modo menos horizontal se consiguen hacer más atractivos ciertos aprendizajes.
CUANTO ANTES SE INICIE… ¡MEJOR!
Y es que acostumbrar a nuestros alumnos a esta forma de trabajar es mejor cuanto antes se inicie, ya que se crean investigadores mucho más expertos y más curiosos.
Nuestro centro comienza el ABP desde los 2 años y está presente a lo largo de todos las etapas académicas de nuestro colegio (en un próximo artículo podrás conocer los proyectos que se llevan a cabo en el Quercus). De esta manera, los beneficios del trabajo cooperativo crecen dando mayor sentido a las experiencias diarias del aula y ganando un gran número de habilidades sociales y/o de comunicación centrándonos, desde muy pequeños, en recoger frutos de la manipulación, observación o experimentación.
Se van vislumbrando algunos de los grandes aspectos positivos que posee el Trabajo Basado en Proyectos. Beneficios que tienen como pilares la motivación o la autonomía, pero que van más allá, llegando a territorios como el fomento de diferentes destrezas relacionadas con la gestión de información o la creación de emprendedores.
Ya lo decía J.Dewey (1916):
«Dad a los alumnos algo que hacer, no algo que aprender. El hacer tiene tal potencia que exige pensar y reflexionar»
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